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miércoles, 24 de febrero de 2010

HOMENAJE AL TRINCHE CARLOVICH- POR HORACIO BIANCHI

"Avisen a los muchachos que esta noche juega el Trinche", se corría de voz en voz para ir a ver a Felipe Tomás Carlovich, aquel 5 que hizo de Central Córdoba de Rosario su casa.
El "Trinche" Carlovich dejó bien sentada su clase con caños, sombreros, rabonas y la clase que tanto escasea en las canchas del ascenso. No le temía a los violentos que intimidaban los vestuarios, y su fútbol era tan lírico como rústico.
Con tamañas condiciones, ¿por qué no llegó al fútbol grande? Sus detractores hablarán de su poco apego al entrenamiento, sus excesos con el alcohol y su irresponsabilidad fuera de una cancha. Dejemos que él lo defina: "Llegar. ¿Qué es llegar? La verdad es que yo no tuve otra ambición más que la de jugar a la pelota. Y, sobre todo, de no alejarme mucho de mi barrio, de la casa de mis viejos, de mis mejores amigos. Además, yo soy una persona solitaria. Cuando jugaba en Central Córdoba, si podía, prefería cambiarme solo, en la utilería en lugar del vestuario. Y no se trata de no tener buena voluntad o ser agrandado, solo me gusta estar tranquilo".

Dijeron de él

César Luis Menotti: "Carlovich fue uno de esos pibes de barrio que, desde que nacen, tienen como único juguete la pelota. Entre él y la pelota había una relación muy fuerte. La técnica que tenía lo convertía en un jugador completamente diferente. Era impresionante verlo acariciar la pelota, tocar, gambetear... Claro que, al mismo tiempo, durante su carrera no encontró reservas físicas que sostuvieran todas las condiciones técnicas que tenía.
Además, desafortunadamente, tampoco tuvo a nadie que lo acompañara y lo comprendiera. Es una pena, porque Carlovich estaba llamado a ser uno de los jugadores más importantes del fútbol argentino. Me acuerdo que lo vi jugar en un combinado de Rosario contra la Selección Argentina y fue el mejor hombre de la cancha. Y eso que, entre otros, había monstruos como Miguel Brindisi. Verlo era un deleite. Después no sé qué le pasó. Tal vez lo aburría el fútbol profesional. A él le gustaba divertirse y no se sentía a gusto con algunos compromisos".


Roberto Fontanarrosa: "El Trinche era un fenómeno. Hacía cosas que nadie esperaba. Era habilísimo y le pegaba a la pelota, además de fuerte, con una variedad de golpes fabulosa. Anticipó cosas que después se le vieron a Borghi. Carlovich era un atorrante; cuando jugaba en las inferiores de Central, Ignomiriello tenía que ir a buscarlo a la casa para que fuera a entrenar. Coincido con los que dicen que fue uno de los mejores jugadores argentinos."


Carlos Timoteo Griguol:"Carlovich tenía condiciones técnicas únicas. Al marcarlo, el tipo desaparecía por cualquier lado y con él desaparecía el balón".

Frases

* Es cierto que me sentaba en la pelota durante el partido. Pero no era una provocación. Por ahí ellos no presionaban y yo estaba un poco cansado.

* Los jugadores de la Selección Argentina se habían puesto nerviosos. Nos insultaban porque no les salían las cosas. Pero esos partidos son especiales. Capaz que jugás 200 y perdés todos. Aunque esa vez les ganamos 3 a 1.

* En Central Córdoba me daban premio por los caños.

* Mi principal virtud era querer la pelota a cada rato. Si no la tenía me desesperaba.

* Nunca me gustó cafetear en los bares o ir a los bailes… La única diversión mía siempre fue jugar a la pelota.

* Central Córdoba es lo más grande que me dio la vida.

* El otro día fui a la casa de un amigo que la hermana le había traído unos botines y una pelota de Estados Unidos. Los botines pesaban menos que cien gramos de mortadela (risas) una cosa de locos, le podías sacar la suela y qué sé yo. Me dijo que son los que usa Beckham, y lo que no entiendo es cómo alguien le puede pegar mal a una pelota con semejantes zapatos.

Anécdotas

La leyenda sobre el Trinche se afianza el 17 de Abril del 74, junto con un combinado rosarino -él era el único que no pertenecía ni a Rosario Central (Mario Kempes, era uno de los 5 jugadores de Rosario Central), ni a Newell's Old Boys (Mario Zanabria uno de los 5 que pertenecían a los leprosos), humilló a la Selección de Enrique Omar Sívori que se preparaba de cara al Mundial de Alemania 1974. Allí quedó patentada su jugada, el caño doble: "Tiré un caño y cuando el defensor se dio vuelta le tiré otro. Lo hacía seguido, aunque ese día la cancha se venía abajo. Fue la única vez en mi vida que vi abrazándose a los hinchas de Newell's y los de Central".

En Mendoza hicieron un combinado y llega el Milán de Italia invicto y jugamos allá en el estadio mundialista “Malvinas Argentinas” y también paso lo mismo le pegamos una milonga…, y te pegaban como locos me querían matar me querían cortar las piernas, y le hice un caño a uno y cuando vuelve le tiro otro, después le hice dos más y el tano me mira y me dice “allá no” como diciendo acá lo podes hacer pero allá no y le digo “pero estamos acá”.

Cuenta un ex colaborador Menotti: "El Flaco estaba deslumbrado con Carlovich, pero sabía de su bohemia. Entonces lo llamó para integrar la preselección del interior, para llevarlo de a poco a la mayor. El Trinche se vino para Buenos Aires respondiendo a la convocatoria, pero se colgó pescando en la Costanera ¡y nunca se presentó a jugar!"

Hugo Mémoli, que fue compañero del Trinche en independiente Rivadavia, cuenta. "Jugábamos contra San Martín en su cancha. Tomás se quería ir esa misma tarde para Rosario. Pero si jugaba el partido entero perdía el micro. Así que se hizo expulsar en el primer tiempo. Se bañó y salió corriendo. Fue el mejor jugador que vi, a la altura de Diego y por sobre Francéscoli. Pero no se lo tomaba muy en serio".

Trayectoria

Rosario Central (inferiores) 1965
Sporting Bigand (Santa Fe) 1965 a 1969.
Rosario Central, 1969 (1ª División del fútbol argentino)
Flandria, 1970 (1ª División "C")
Central Córdoba (Rosario) 1971 a 1974 (Campeón en 1973), 1978, 1980 a 1983 (Campeón en 1982, asciende a la divisional "B") y 1986 (en total 236 partidos, 28 goles)
Independiente Rivadavia (Mendoza) 1975-1976
Colón (Santa Fe) 1977
Deportivo Maipú (Mendoza) 1979

POR ------Horacio Bianchi

2 comentarios:

Sandro dijo...

Cualquier homenaje es poco. Todo homenaje es justificado. Esto es particularmente cierto si de Tomás Felipe Carlovich estamos hablando, el Trinche, el Rey por mis pagos y en cualquier cancha del mundo. Tuve dos privilegios en la vida: 1°) haber coincidido con el Rey en una cancha de fútbol, yo como (azorado) espectador de sus prodigios, y 2°) haberlo conocido personalmente este sábado 7-9-2019 en la Feria del Libro de Mendoza, en la presentación del libro "Trinche..." Es una persona humildísima, de esas que da gusto cruzarse en la vida y que se celebra y agradece por dicho encuentro. Voy a aportar lo mío, de esa convocación memorable: I) Pude por fin comprender una razón profunda del por qué los consagradísimos jugadores del Milan perdieron los estribos en ese partido: Carlovich solito los puso así gracias a su juego inédito. Lo leí en este blog, pero lo dijo casi textualmente en la tertulia del sábado. Agregó además que, a modo de "vendetta", uno de los milanistas se le tiró con los dos pies para delante cerca del banderín del corner con tanta vehemencia que, en lugar de alcanzarlo a él fue a parar a la fosa o cerca de la fosa (esa parte no la entendí bien). II) Yo le pregunté (fui el último en hacerlo) si estaba errado o acertado en mi percepción acerca de su juego. Concretamente, le dije que, en mi opinión, después de verle jugar y de haber escuchado muchos comentarios acerca de su juego, me había convencido que, a diferencia de muchos jugadores muy buenos incluso, pero que ante un compromiso bravo y contra jugadores de chapa y reconocida fama les tiemblan las piernas y defeccionan o al menos no dan la talla que el compromiso ameritaba, él por el contrario se encendía más, se motivaba con un plus adicional que lograba sacarle lo mejor, sin amilanarse ni acomplejarse, más bien todo lo contrario. El Tinche ratificó completamente lo que dije, lo cual daba por descontado. Pero para mí, y para todos los que asistimos a la presentación del libro, fue una cnfirmación más de lo grande que fue (ni siquiera digo "que pudo ser"). Porque sólo alguien con un bagaje técnico descomunal, como el suyo, podía afrontar sin complejos, ¡qué va!, con mayor desparpajo y turrez (de la buena, 100% potrero del máximo kilate) el compromiso futbolístico ante cualquiera, con cualquiera, y erigirse siempre y cada vez en el mejor de la cancha con mucha diferencia. No lo dije en esa oportunidad, pero puedo decirlo ahora. Menos mal, por Pelé, que no fue al Cosmos esa vez. La de caños y sombreritos que se hubiera comido "O rey" en los entrenamientos bajo la magia y el imperio de "EL REY".

Sandro dijo...

Homenaje al Trinche Carlovich
Sandro dijo...
Cualquier homenaje es poco. Todo homenaje es justificado. Esto es particularmente cierto si de Tomás Felipe Carlovich estamos hablando, el Trinche, el Rey por mis pagos y en cualquier cancha del mundo. Tuve dos privilegios en la vida: 1°) haber coincidido con el Rey en una cancha de fútbol, yo como (azorado) espectador de sus prodigios, y 2°) haberlo conocido personalmente este sábado 7-9-2019 en la Feria del Libro de Mendoza, en la presentación del libro "Trinche..." Es una persona humildísima, de esas que da gusto cruzarse en la vida y que se celebra y agradece por dicho encuentro. Voy a aportar lo mío, de esa convocación memorable: I) Pude por fin comprender una razón profunda del por qué los consagradísimos jugadores del Milan perdieron los estribos en ese partido: Carlovich solito los puso así gracias a su juego inédito. Lo leí en este blog, pero lo dijo casi textualmente en la tertulia del sábado. Agregó además que, a modo de "vendetta", uno de los milanistas se le tiró con los dos pies para delante cerca del banderín del corner con tanta vehemencia que, en lugar de alcanzarlo a él fue a parar a la fosa o cerca de la fosa (esa parte no la entendí bien). II) Yo le pregunté (fui el último en hacerlo) si estaba errado o acertado en mi percepción acerca de su despliegue como jugador. Concretamente, le dije que, en mi opinión, después de verle jugar y de haber escuchado muchos comentarios acerca de su juego, me había convencido de que, a diferencia de muchos jugadores muy buenos incluso, pero que ante un compromiso bravo y contra rivales de chapa y reconocida fama les tiemblan las piernas y defeccionan o, al menos, no dan la talla que el compromiso ameritaba, él por el contrario se encendía más, se motivaba con un plus adicional que lograba sacarle lo mejor, sin amilanarse ni acomplejarse, más bien todo lo contrario. El Tinche ratificó completamente lo que dije, lo cual daba por descontado. Pero para mí, y para todos los que asistimos a la presentación del libro, fue una confirmación más de lo grande que fue (ni siquiera digo "que pudo ser"). Porque sólo alguien con un bagaje técnico descomunal, como el suyo, podía afrontar sin complejos, ¡qué va!, con el mayor desparpajo y turrez (de la buena, 100% potrero del máximo kilate) el compromiso futbolístico ante cualquiera, con cualquiera, y erigirse siempre y cada vez en el mejor de la cancha con mucha diferencia. No lo dije en esa oportunidad, pero puedo decirlo ahora. Menos mal, por Pelé, que no fue al Cosmos esa vez.¡ La de caños y sombreritos que se hubiera comido "O rey" en los entrenamientos bajo la magia y el imperio de "EL REY"!.
16 de septiembre de 2019, 11:26