Eduardo Hernández, coordinador general del futbol infantil de Vélez Sarfield, cuestiono el trabajo de algunos clubes en sus divisiones inferiores, algo que nosotros venimos denunciando desde hace años. En un reportaje que le realizo el diario Clarín, manifestó que se está actuando mal. En el futbol infantil están sucediendo cosas que atentan contra los objetivos fundamentales. El chico que da sus primeros pasos en el futbol organizado es como un árbol que está a tiempo de que se le coloque un tutor para que salga derecho, porque si crece torcido ya no tendrá solución.
Algunos clubes están muy pendientes de sus resultados, solo les importa ganar. Y a cualquier costo. Eso hace que la formación del chico, no solo como futbolista, sino lo que es mas grave como persona, no sea la adecuada. Si hay un tiro libre a mitad de cancha se lo hace patear al mas grandote de físico, porque tiene potencia para pegarle al arco grande. Eso en primera no va a pasar, ese jugador seguramente no será el encargado de los tiros libres. Otro caso es mandar al marcador central si es fuerte para que patee los córners al corazón de área, pensando solo en convertir; en el futuro ese central no va a ejecutar los tiros de esquina sino que seguramente será él quien vaya a cabecear. O pedirles que revienten la pelota desde abajo, lo ideal es que aprendan a salir jugando. Y así podríamos citar montones de jugadas que solo apuntan al éxito inmediato. Entre los cambios que deberíamos pregonar para el futbol infantil figuran: achicar las canchas y los arcos para que los chicos estén en un ámbito más natural, usar pelotas mas chicas para mejorar la técnica del jugador, y fundamentalmente no jugar con tablas de posiciones en las categorías infantiles.
Existe el robo de jugadores infantiles, el club poderoso hace la captación en base al dinero y perjudica al club más modesto. Es una selva y así el chico es menos preciado. El baby futbol perdió la esencia, antes los chicos jugaban en el club de su barrio, donde iban con sus vecinitos amigos. Hoy hay chico a los que le pagan por ir a jugar, eso es perjudicial. Los padres también pueden convertirse en un factor negativo, por ejemplo aquellos que agarran de las orejas al hijo porque jugó mal. Lo que deberían hacer es consolarlo y explicarle que no pasa nada por un mal rendimiento o por perder un partido. Tanbien hay casos de padres que le pegar al árbitro por estar disconformes con sus fallos. ¿Qué ejemplos les están dando a sus hijos?
Hay casos de chicos del interior que son llevados a Buenos Aires para sumarlos al futbol infantil de importantes clubes, es una locura meter en una pensión a chicos menores de 14 años. Es quemar etapas. No se le puede sacar del entorno de su familia, ademas nadie le garantiza que va a llegar a primera.
Hernández que hace 20 años que está en divisiones inferiores pregona que los infantiles son el jardín de infantes, le enseñas al chico a jugar, a trabajar en la motricidad fina. De 9na a 7ma división son la escuela primarias, empiezan a manejar las letras y los números y en el fútbol los sistemas táctico. De 6ta a 4ta es la escuela secundaria, se van preparando para una profesión, aprender a cerrar un resultado y ahí se les exige a ganar, que es lo que se les va a exigir en la vida. Y en la primera es la facultad, es el momento de recibirte de futbolista.
Por Horacio Bianchi
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